
Encontrar un buen inquilino o convencer a un propietario de que alquile su vivienda puede ser todo un reto. En un mercado de alquiler cada vez más exigente, tanto arrendadores como arrendatarios buscan garantías. Los primeros quieren asegurarse de que cobrarán puntualmente. Los segundos necesitan demostrar que son solventes y de confianza. En ese contexto surge el certificado de inquilino no moroso, un documento que, aunque no es obligatorio, puede marcar la diferencia.
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Un documento que aporta confianza
El certificado de inquilino no moroso acredita que una persona no figura en registros de morosidad relacionados con el alquiler. Es decir, que no ha dejado de pagar en anteriores contratos o que, al menos, no hay constancia de impagos registrados oficialmente. Esto permite a los propietarios reducir el riesgo de impago, y a los inquilinos, presentarse con un valor diferencial frente a otros candidatos.
¿Para qué sirve este certificado?
Aunque no es un documento obligatorio ni sustituye al contrato ni a otras garantías (como la fianza o un aval bancario), el certificado sirve para:
- Generar confianza mutua.
- Agilizar el proceso de selección de inquilinos.
- Reducir la posibilidad de conflictos por impagos.
Muchos propietarios, especialmente los que gestionan sus pisos de forma particular, valoran muy positivamente esta información para tomar decisiones.
¿Quién puede solicitarlo y cómo se obtiene?
Cualquier persona interesada en alquilar una vivienda puede solicitar su propio certificado. El proceso se realiza online a través de alguna de las plataformas inmobiliarias que lo ofrecen en internet.
Para obtenerlo, normalmente se requiere:
- Identificación personal (DNI, NIE).
- Validación biométrica o por videollamada, según el proveedor.
- Aceptar la consulta de datos en ficheros de morosidad (como ASNEF o BADEXCUG).
El tiempo de emisión suele ser rápido, en algunos casos inmediato.
¿Qué información incluye?
El certificado indica si la persona consta o no como morosa en bases de datos oficiales. Puede incluir:
- Confirmación de que no hay impagos registrados.
- Fecha de emisión y validez (normalmente entre 30 y 90 días).
- En algunos casos, referencias positivas de anteriores arrendadores o datos adicionales.
¿Es legal pedir este certificado?
Sí, siempre que sea el propio interesado quien lo solicite y lo presente. Un propietario no puede acceder a esta información sin el consentimiento expreso del inquilino, ya que se consideran datos personales protegidos por la Ley de Protección de Datos.
Tampoco es obligatorio presentar este certificado para firmar un alquiler, pero puede facilitar las cosas en un mercado con mucha demanda.
Ventajas y limitaciones
Contar con un certificado de inquilino no moroso puede ser una herramienta útil tanto para quien busca alquilar como para quien ofrece una vivienda. Sin embargo, conviene tener en cuenta qué aporta realmente este documento y cuáles son sus limitaciones, para no generar falsas expectativas o confiar ciegamente en él.
Ventajas:
- Refuerza la imagen del inquilino como fiable.
- Evita sorpresas desagradables para el arrendador.
- Aporta seguridad a ambas partes.
Limitaciones:
- No garantiza que no haya impagos futuros.
- No refleja nivel de ingresos ni solvencia económica.
- Puede tener un coste (desde gratuito hasta 30 euros).
Recomendaciones
El proceso de alquilar una vivienda implica decisiones importantes para ambas partes. El certificado de inquilino no moroso puede ser un apoyo adicional para generar confianza, pero su utilidad dependerá del contexto y del uso que se le dé. Por eso, es importante tener una visión equilibrada y utilizarlo como complemento a otras valoraciones.
Para propietarios:
- Pide el certificado solo si lo consideras necesario, y siempre con respeto a la privacidad.
- Utilízalo como una herramienta más, no como la única.
Para inquilinos:
- Si estás buscando piso, presentar este certificado puede darte ventaja.
- Asegúrate de solicitarlo en una plataforma fiable.
El certificado de inquilino no moroso se está convirtiendo en una herramienta útil para reducir la desconfianza y favorecer acuerdos más seguros en el mercado del alquiler. Aunque no sustituye a otras garantías, puede ser un buen complemento para iniciar una relación de alquiler con el pie derecho. Como siempre, la confianza y el diálogo entre ambas partes siguen siendo fundamentales.
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